5 oct 2012

AL MANDO DESDE LA SALA DE CONTROL DE LA BARRA


La regresión había tenido éxito. Josette, algo confusa, logró ubicarse en el tiempo y en el espacio, gracias a que reconoció en el registro vocal del castrati  Casso Vulva, el año, 1684 y el lugar, una barra de una taberna cercana a la universidad de Bolonia.
De pronto todo era  en tiempo presente: a su diestra, el carupanero Chegito Malecuore, su levante, mientras  su amiga Vichy la franchute  y ese perseguidor – perseguido David de Judea, se ubicaban  a la “siniestra”.

Ella ya sabía de estos juegos temporales de   la memoria ancestral, no en balde sus experiencias con el peyote Azteca, pero aquello difería, no era sensorial, no pertenecía al reino de lo paranormal, porque en este evento, Josette siempre tuvo el control, y éste emanaba del espacio, no del tiempo. Por primera vez no hubo que convencerla de los acontecimientos;  como Cleopatra, los configuraba, los apremiaba, los retardaba, la diferencia es que lo hacía desde la barra y no  desde los mullidos cojines egipcios.

La barra ubicua fue su hallazgo. Josette por fin,  tenía el instrumento que le brindaba autonomía, libertad, perspectiva y sobre todo invulnerabilidad. Comenzó entonces, como se hace con todo juguete nuevo, a hacer un uso compulsivo de él. Lo primero era el cambio de fecha, se decidió por el 14 de enero de 2011, luego el lugar: la taberna pero la de Félix y el tiempo: adagio ma non troppo, eso si con los mismos personajes, en ellos está la clave. Pensó: si altero las circunstancias témpora-espaciales, pero mantengo constantes a los seres en sí, voila, demostraré que Ortega no tenía razón con aquello de: <yo soy yo y mi circunstancia  y si no la salvo a ella no me salvo yo>, En efecto esa noche, Josette descalabró el pensamiento Orteguiano, logró desestructurar a las circunstancias y salvarse ella.

Para lograrlo, lo primero que hizo fue abarrotar el pequeño local de mucha gente de todo tipo: hampones, honorables magistrados,  chulos, zorras, encopetados, sifrinos, ebrios, estirados, impotentes, frígidas, buenas camas, elegantes, mal vestidos, moros, cristianos, budistas, evangélicos y hasta judíos, en fin el universo todo en el culo de una botella Buchanan 18 años,  y eso si, como en las películas de espanto, la niebla era de muuucho, muuuucho humo.

El castrati, que era parte del decorado, había que adecuarlo, así que el pobre Casso Vulva fue convertido en Yuleisi, un extraño híbrido de pene anchoooooo y de vagina estreeeecha, la consecuencia de tal experimento fue la obtención de un do de pecho salido del  tubo más grave del órgano de la catedral de Notre- Dame luego de introducir por él  a Luciano Pavarotti.

Los personajes nos mantuvimos incólumes. Tal cual ella había decidido.
Obviamente que Vichy la franchute no sabía dónde estaba; había sido catapultada  más de 300 años desde el pasado hasta el 14 de enero de 2011, le éramos familiares,  más no nos reconocía. Su primer impulso fue preguntar si aquello era el último círculo "judesco"  del infierno de Dante, en clara alusión al zafarrancho y a David de Judea; sólo libando fue pasando, pasando  hasta lograr homologar 1684 con 2011.

Con este artilugio Jósette había despachado al primer personaje, conservando el ser en sí de Vichy la franchute para lo cual la puso a prueba.
La franchute se caracterizaba en su vida universitaria en Bolonia por ser el centro de atención de aquella comunidad, su potente mirada verde agua oblicua y su personalidad ego centrista se lo permitía, no hablaba, no lo necesitaba, simplemente ejercía el poder de atracción que tiene  Júpiter sobre sus lunas:  Ío, Europa, Ganímedes y Calisto, ella tenía gravitando a: Josette, Cheguito Malecuore, y David de Judea.  Lo mismo ocurría más de tres siglos después, pero  en este caso, como hemos dicho, sobre  los lunáticos de aquel recinto que contenía un universo con todo, como los perros calientes de la Plaza Venezuela.

Difícil tarea  fue la que le tocó vivir para despachar al carupanero Cheguito Malecuore, como buen oriental de origen ítalo- corso, Cheguito fue directo al asunto. Tan sabrosa que estas Josette y tan ríspera y culito malo, no joda, de inmediato se puso a cantar: yo tenía un curruñatá, yo tenía un curruñatá traído de Chacopata, con tan mala suerte que me lo comió la gata, yo tenía un curruñatá……….y sin más se abalanzó sobre la frágil y en apariencias echadita a perder Josette, ¡carajo!, mayor sería la sorpresa de este choricero carupanero, cuando esta le espernancó un carajasó y salieron rodando las dos planchas, que el carupanero había mandado a ser con el destacado ortodontista  Dr. Eustaquio Pérez Criollo con prótesis de oro y para darle naturalidad salpicadas de caríes . Cómplices de viejas andanzas, Pérez Criollo tuvo  la deferencia de dejarle removibles los incisivos, a fin de que Cheguito fuera considerado en materia de cunnilingus, la suprema autoridad de Real Academia de la Lengua entre las féminas  desde Irapa hasta Macuro.  Josette se abalanzó rápidamente sobre las prótesis y tomándolas, se dijo: estoy salvando el ser en sí del carupanero, ya que estos adminículos representaban la esencia de aquel insigne cogeburras,  que entendía que la vida no tenía más sentido que meter la lengua por cualquier agujero.   Así que desdentado y descubierto no le quedo al carupanero otra opción que desaparecer como lo que era: una circunstancia más, sobrevenida a menos.

Mientras tanto a su “siniestra” con su cara de guevón bien administrado, David de Judea, libaba con Vichy la franchute al son de un bolero.   De cuando en cuando Josette, le hacía algún comentario baladí.

Habiéndose conocido  en la biblioteca de la Universidad de Bolonia, siempre ésta, había desconfiado del origen de este extraño ser. A veces de su rostro emanaba dulzura y otras, era como si súbitamente te voltearas y vieras colgado de un retorcido árbol a Judas Iscariote. Tal desconfiaba estaba hecha presente en la amelcochada tasca danzante de Félix. Su ser felino hizo impostergable el fatal desenlace,  como el cruel gato, cuando llena de esperanzas al aterrado ratoncito, el   judío que decía ser simplemente ciudadano de este mundo, gravito en su terreno, la estrecha pista de baile, donde con la natural torpeza de los hijos de Israel para la danza, a la suerte de un tiovivo lo hizo girar y girar hasta que el jodido, perdón el judío se perdiera para siempre………..

A la mañana siguiente Josette despertó  con una inconfesable satisfacción, sobre su lecho, unas vetustas y gastadas planchas, el YOOOO, amortajado de la franchute  y una larga cuerda que doblaba por debajo de la cama, en su extremo pudo distinguir que yacía Juan David.


Juan David Porras Santana

1 comentario:

  1. Amor mio,cada dia te admiro mas, no se como podre afrontar esta situacion es imposible desterrar algo q se sembro tan dentro de mi alma,tus escritos me fascinan tienen al juan David q tanto amo.

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