Distinguida por
la obscuridad
labraba un
universo desde adentro
cavaba con
ahínco y frenesí
lo que sería un
cosmos en el orbe
Pujó, pujo y
parió constelaciones
No quiso
distinguirlas con nombre
que evocaran
sus formas, desterró
toda posible
relación con su ser
Ya no sería
la madre del hombre
Ya no sería
la amante del hombre
Volvería la
unidad al universo
Y con ello
ejercería el todo y la nada
Comenzó una
nueva era post humana
Dónde nada se
decidía, ni optaba
Importaba la esencia,
gravitaba el alma
No era un reino,
era ella, nadie se nombraba
Juan David
Porras Santana
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