A Ara Koshiro
Cribando la existencia te descubrí
Pura , resoluta y predestinada
Mi búsqueda era frenética, desmesurada
Las señales eran inquietas como el colibrí
Y las esperas dilatadas como las verdes praderas
Mi barba ya era larga y blanca
Mi mirada oblicua y trastornada
Tu pubis el terciopelo de la rosa
Tus caderas deleitosos cuartos de venado
Se rumora que éramos lo leve y lo letal
Nos decían hijos de mamba negra
Temían nuestra cercanía
Lo que nos permitió un mundo para los dos
Crisálida que no trajo mariposa
Vergel lleno de nautilos apilados
El mar pintado sobre el horizonte lejano
La mar dónde copulábamos degenerados
Inclinados nos consumían las horas
Los siglos de oro nos recomponían
Así vivimos
Así nos evaporamos
Juan David Porras Santana
lo pintaste con un trazo suave y cremoso, me entro asta hambre. gracias.
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