Soñaste niña que tu ser darías
Se fue moldeando la transfiguración
de aquel que de ti sería
Él nunca estaba en el consciente, no lo veías
Era lo único que realmente te inquietaba
Todo lo demás gravitaba en elipses ajenas a él
Llegaron los cambios que te hicieron mujer
En un altar Bizantino se los ofreciste a él
Tu piel de pronto era tu pubis que se estiraba
arropando al pensamiento obsesivo de él
Transpirabas, todo te incomodaba
Como la mar te entregabas en oleadas de placer
al onanismo que en sí mismo pretendía ser él
Distorsionante garabato que te arrebataría
aquella tarde en que su mano sobre tu hombro
te estremecería porque supiste que era él
Tiempo y espacio se dilataron para asentarte
Lo agradeciste tanto, de ello dependería
que lo esperado se escanciará primero en tu memoria
Habría un duelo de titanes, pasado y presente
La magnificación versus el instante más cierto
Siempre la realidad supera y caricaturiza la ficción
Lo esculpido con tu arcilla se desmoronaba
Él entraba a ti, no por la mirada
sino a través de una garganta inexplorada
Que daba acceso a esa mujer que odiabas
Porque impuro había hecho tu sueño de él
Fuiste sustituida como una vajilla rota
por aquella que no conocías
pero que como
una enredadera de la selva te ocupaba
Ejerció con puño de hierro la vida disispada
Trastocando para siempre
el sueño de ser pura para él .
Juan David Porras Santana
No hay comentarios:
Publicar un comentario