A Casandra de Micenas
Nació para el dolor y el placer
¡ Acaso no todos nacemos para eso?
Pero pocos lo asumimos como ella
Desde el uso de razón supo lo que quería
No era un sueño sino una realidad
Tan contundente como un toro degollado
Tan categórica como su amplia visión
que el horizonte no limitaría
A nada temería ni siquiera a sí misma
Por eso sería del hombre y Dios la perdonaría
A pesar de conocer de todas las intenciones
Las mantenía al margen
para hacerse una y otra vez el haraquiri
para hacer del copular un oasis
dónde las más exóticas aves comían carne
y eran hematófagas para asegurar
que su vistoso plumaje guardara el lustre
Un día el amor partió y ella lo siguió
Pero en la dimensión de la muerte
no fue bienvenida , tuvo que volver herida
y por su osadía la parca la mutiló
ella insistía quería estar dónde su amor
A fuerza de fustigaciones fue sometida
Hoy vive con una extraña alegría
Aprendió que los muertos
resucitan en los vivos
decidió entonces seguir con ellos
su procesión de dolor y placer
Juan David Porras Santana
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