Nacimos para
errar
Por eso
inventamos a Dios
A la Biblia,
al Corán, al Talmud
Las inmensas
piedras de basalto
dónde inscribimos
El código de Hammurabi
Todas, inclusive,
las anodinas creencias
no son sino un yerro más de nuestro miedo
Equivocarse
es la redención, la liberación
que tanto
buscamos por caminos equivocados:
abstinencia ,
constricción, arrepentimiento
sacrificio ,
culpa , penitencia , renuncia
no son sino
voces del tirano YO que asumió
nuestra
defensa , protección y permanencia
Te increpo
poderoso YO
de quién
recibiste la aquiescencia
acaso desconociste
la esencia de mi ser en sí
de las
jugadas maestras de la circunstancias
Por qué asumiste
mis caídas como derrotas
y no como lo
que son oportunidades para levantarse
con más
fuerza , aprendizaje , y también decadencias
Amputaste mis
deseos, castraste mis amores
como si mi
vida fuera una suerte de actos fallidos
y si tomaba tu
mano sería por lo menos lo previsto
en las
sagradas escrituras , en la ley de los hombres
y en el mandato
que desde el cielo Dios, Alá , Yahvé
ordenaban
para hacer de mi un hombre arrepentido
A estas
alturas te confieso, mi YO , eres un cabrón
Y yo un
escurridizo león cobarde
Que quisiera
regresar aquel momento dónde
tomé tu elixir
de la existencia sagrada y bendita
aquella tarde
en que bajé al sótano con Marcelino PAN Y VINO
y cristo
benevolente nos llevó a dónde hoy estoy:
en su rebaño
muy blanco de las almas más negras
Juan David Porras
Santana