Hoy 21 de
marzo, es equinoccio de primavera, y tal fecha fue adoptada durante la 30ª
reunión de la UNESCO celebrada en París en 1999, día mundial de la poesía.
Mi
poesía está dedicada por entero al que considero el único y verdadero
tema inquietante y vibrante: LA MUJER.
Quise
hacer para este día una selección de mis poemas que en lo más visceral y
entrañable, me unen a este enigmático y misterioso ser.
El día
de mi cumpleaños me hice un regalo: sentir que podía escribir unos versos, ya
no a una mujer en particular sino a todas. En mi vida- una ñapa al medio cupón-
si algo he vivido con intensidad y al mismo tiempo con genuina inquietud es mi
relación con las mujeres. He sido un bendito, siempre me han querido y las he
adorado- bueno, soy feo pero algún encanto soterrado tendré.
En
fin, el filósofo alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche que creía conocer muy bien
a la mujer, decía que la clave para descifrarlas estaba en la preñez. La
visión de Nietzsche de la mujer se centra en su papel de madre en potencia, y
no se extiende mucho más allá. Guardando las distancias- por supuesto el genio
soy yo-, esa visión simplista jamás me convenció- alguna maliciosamente dirá,
por supuesto sino has preñado a ninguna,pienso- que exagerado- que la mujer es
la gran motivación , no sólo por la procreación, sino porque ella guarda el
secreto del sentido de vivir en su erótica y poderosamente atractiva mente
en contradicción con el instinto de la muerte-Eros versus Thanatos- y
permanentemente tiene que hacer uso de los más sofisticados artilugios para que
nosotros los infantiles y soñadores hombres lo recordemos y actuemos en
consecuencia. Por eso y para todas y para ninguna como decía Nietzsche, van
estos versos.
LA MUJER EMANCIPADA
María llena eres de gracia, por el toque de lo divino
y de lo profano.
y de lo profano.
Y eso no ha sido acaso tu vida: ser madre,
bailar hasta desfallecer
Sobre una
mesa.
Pensar y sentir tan adentro que se hacen dos:
la que calla y la que
Fulmina
En una sola María llena eres de gracia, por los
genes
y el libre arbitrio.
Raciocinio, sensibilidad y disposición para
actuar,
son tus cualidades María,
Lo saben los que te conocen y los que te
intuimos
por ello insistimos:
María llena eres de gracia, el Señor es contigo.
¿Qué te hace falta María? Díselo a él:
Señor soy María tu hija, y aparta de mi este cáliz
ESTUPOR
Creí haber perdido todo, hasta el mar.
Agotado a su
sensible eco, me convertí en su deriva;
Insistiendo en la oscura curva de su mutabilidad.
No supe más de la predestinación de la quilla,
Ni de la ruptura del espejo de agua en la inmersión
por su vertical
Mujer y mar son indisolubles dentro de mi
costillar.
Si se agotó el mar, mujer, ¿ por qué tu siempre
estás?,
Como el mascarón de proa en los naufragios de la
eternidad
Solo seguro del instante cierto, persisto en
vuestra ingravidez
Así son ustedes, mar y mujer,
Sellan mi aliento en su abismo otra vez..
Estupefacto descubro que al bailar contigo
insensatez, me pierdo de
Nuevo en la canícula de los archipiélagos
desconocidos de altamar
LA ROSA UTERINA
Sumergida en
tu designio uterino
Rosa de la integración te sé
De tu desolación en arcos de sangre
La secreta semilla del instinto fecundó,
Y con el tiento de esa sangre ciega
Certeros largaron por ahí mis huesos
Que al pulso húmedo de tu medida
Desertaron en la estancia ignota de tus besos
Entre tus besos y mis huesos
Cruzan incandescentes silencios en estampida
Dejando en el rastro indelebles huellas de misantropías
Del retoño de esas huellas,
Trepida en tu carnosa abadía:
La uterina rosa sumergida.
Rosa de la integración te sé
De tu desolación en arcos de sangre
La secreta semilla del instinto fecundó,
Y con el tiento de esa sangre ciega
Certeros largaron por ahí mis huesos
Que al pulso húmedo de tu medida
Desertaron en la estancia ignota de tus besos
Entre tus besos y mis huesos
Cruzan incandescentes silencios en estampida
Dejando en el rastro indelebles huellas de misantropías
Del retoño de esas huellas,
Trepida en tu carnosa abadía:
La uterina rosa sumergida.
UNA VEZ NO BASTA
Diminuto el colibrí rasga el espeso telón azul del
Cielo Pariano
Detenido en el momento cierto, y ajeno a toda
presencia,
traza el verde
En mi mente aparece el Picasso de tus
Roques,
trasmutados desde tus pies
Es inevitable, basta una vez para ser
imborrable
en el espíritu del otro
Pero una vez para la comunión no basta.
La boa constrictora está en celo,
No me pude acercar la primera vez en Paria
Cumplido el círculo trascendente
Accedió a mi mano; para ella, una vez si basta
En esta costa, el mar y la montaña son una única
esmeralda
Vivo en su entraña, nunca se cuando salgo del agua
En mi pensamiento, lo imaginario es real
como en los sueños eróticos del alba
Eso no basta, tienes razón, solo sirve para hacer
poesía
Pero me despierto y en la cama esta sudada la
sábana blanca.
CARTILAGO PROXIMAL
Candente sol equinoccial quema mi ancha espalda
Hazlo ahora que mi brazada sigue siendo amplia
Y tu llamarada es infinita pero torva in tempo
Moléculas acuosas no respondan a mi humanidad
Les ruego, sensibilícense: soy sólo un cansado
corazón
Que necesita trocarlas en las arenas ardientes de
esa playa
Bóveda celeste mantén tu curvatura sobre mi espina dorsal
Como lo haces con el cachalote, bien avenido de las
profundidades
Sin ti, como saber
que no estoy soñando desmesuradamente
Costa verde, raíz amarga, mantenla allí para que no
la pierda
No sé, si la quiero alcanzar
O solo nadar, nadar, nadar hacia ella para siempre
LA TENTACIÓN
DEL FUTURO
Nunca
imaginó que de aquella tarde donde cabría el todo
Surgiría
rutilante la nada
Siempre supo
que en la oscura gruta de mi mente
Un manantial
decantaba adolecente
Algunos
momentos parecían surgidos de la muerte
Mientras
otros eran lúbricos e incandescentes
Sus persas
eran mis griegos
Sus romanzas
mis elegías
Aprendió a
dar un paso al frente desde siempre
Mis huidas
le desconcertaban al punto de demorar su paso
Así es de
demoledora su gentileza
Nunca sus
aguas hicieron un meandro, desembocan terriblemente
El río
circular a él,
Le impedía
tributar en las aguas que nunca los confundiría
Tal
asincronía fue desvelada una modosa tarde de diciembre:
Ella llevaba
en su sangre genes de futuro
que le impedían ver el pasado
que le impedían ver el pasado
El había
quedado atrapado en una capsula de
destiempo, donde
Eternamente
pegaría su rostro a las ventanillas
desde donde hasta su último día, la miraría
desde donde hasta su último día, la miraría
Juan David Porras Santana
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