A Cheroke Hudson
Recorría asustada y excitada el laberinto
Al final sabía que no encontraría salida
La excitación era una manada de lobos
hambrientos devorando una única liebre
Escuchaba y se reía
de las voces
que angustiadas venían en su auxilio,
Encendida se hinchaban sus venas
sus músculos tensos y articulaciones flexibles
la hacían inalcanzablemente victimario
Mientras todos pensaban en la pobre víctima
extraviada , asustada y aterida
cuanto placer le producía saberse
centro de preocupación con todo bajo control
Dio rienda suelta a sus réconditos demonios
La jauría crecía en ferocidad y lujuria
traspasaron los límites y se hicieron de ella
El juego había terminado, la risa eran gemidos
horas después inocente a un coro de aullidos se unía
Juan David Porras Santana
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