El fil de roda corta el agua que camina por el mar Caribe
Mar de inesperados cambios que siempre sorprenden
al más avezado marinero , salvo al Capitán Sangre
Hombre de mar Bíblico como lo fuera el Capitán Abab
No persigue ballenas blancas, ni tesoros, sólo navegar
Hubo un momento en que su alma encalló en tierra
Sólo la mar, la que todo cura, lo rescató de las sombras
Sangre y salitre corren por sus venas, las penas atrás dejó
Trópico de Cáncer, ordena a tus Alisios que hinchen sus velas
Quiere sentir que con un soplo de viento su corazón palpita
Sabe que las calmas chichas imponen la paciencia de Buda
Da gracias al Señor por hacerle tan patente para lo que servía
No tuvo que complicarse la vida, buscándose así mismo
Todo le fue dado al Capitán Sangre cuando la mar lo cortejó
Juan David Porras Santana
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