Intento- parece
ser con mucho éxito en los últimos tiempos-
sentirme liberado de mí mismo, no preocuparme en demostrar lo que en el
fondo no soy: un libérrimo
Soy un hombre de
pocos momentos de felicidad y de muchos tormentos, inexplicables y no por
etéreos menos ciertos y dolorosos, así es la bipolaridad.
Me resisto a ser
amado, solo quiero ser aceptado, eso sí, con bombos y platillos, con
manifestaciones expresas de complacencia del alter ego
Mi naturaleza me insiste: eres animal sentimental, más que
racional y yo le respondo: creo que tienes razón pero esa escisión
desproporcionada, lo que manifiesta es mi predisposición congénita y la
configuración llevada a término por las circunstancias. Ella me pregunta:
¿Podrás lograr un equilibrio a posteriori
con esa extraña conformación?.
Los médicos me diagnosticaron
desde manía – depresiva (bipolaridad) hasta esquizofrenia. Era obvio, había un
desajuste en mi proceso de aprendizaje: todo lo sentía, no lo racionalizaba, en
otros términos tenía predominantemente percepciones sentimentales valorativas y
no cogniciones intelectivas, que me inducían a errar con frecuencia.
Luego estas equivocadas
interpretaciones de la realidad, se convirtieron en actitudes que en muchos
casos anularon mis aptitudes: qué penosa infancia, que inconsistente
adolescencia y hoy con 57 años, descubro que todo era imaginario pero igual de
real y por ende poderosamente perverso.
Muchas veces me he preguntado, si soy tan tímido, si tengo
pánico escénico, ¿Por qué soy buen orador?, probablemente, por narcisismo;
tengo miedo de ser y de compartir la existencia de tú a tú. Es más fácil y
alimenta mi ego voraz, dictar una charla a un auditorio de 300 personas que
irme con unos amigos de farra y hablar de mí y de ellos. Así de grande es mi
terror: el de un imponente león cobarde. No, no, no, ¿qué digo? pero si soy
valiente. He buceado rodeado de tiburones, claro está, los escualos no me
juzgan.
Necesitaba urgentemente un
continente para mi disperso y disoluto contenido. Lo comencé a buscar en el prozac, litio, lexotanil, terapia cognitiva, psicoterapia., alcohol. Siempre
lograba una revolución: giro o vuelta que da una pieza para volver a su
posición original. Un círculo vicioso.
La solución siempre la supe, pero por su naturaleza era
inaceptable para mí despótico prepotente
y todopoderoso “yo”: simplemente valor. Enfrentar los fantasmas, que de niño no
me permitían dormir sin mi fiel compañera, la luz eléctrica.
Un esclavo de mi propia incertidumbre (siempre me parecieron
fabulosas la historias de la mitología griega, donde los hombres estaban a
merced de los dioses). Qué equivocado; si lo maravilloso es tejer tú mismo tu
destino, saber que cada acción tiene una consecuencia y es responsabilidad
tuya, con ellas modificas y forjas el mundo real en libertad. Ahora soy, no estoy ni efusivo ni triste , simplemente vivo , alerta , y reconociendo cada objeto o sujeto del ontológico mar exterior.
Juan David Porras Santana
J.D:
ResponderEliminarEsto que describes, es la gran novedad, lo importante.Siempre tuve la certeza, de que lograrías atrapar al "COCO" ( que nada tiene que ver con tu linda, Coquito Madre) Este segundo aire de tu vida te ha permitido ver los matices del color,no mas blanco y negro¡¡ Siempre lo dije y lo seguire deciendo hasta el final. La Vida no es Facil, Pero es ¡¡¡Bella!!! Estoy feliz por ti. Un gran abrazo.