Fluía el agua debajo del puente, su sangre era tan espesa
Que en sus venas se hacían islas y en sus besos licantropías
Una gata desde algún confín maullaba porque sufría
Un arpón le desgarraba, mil sombras la engañaban
Los geranios estaban encendidos sobre piedras calizas
Un jet como un diestro pincel trazaba en el azul el blanco
Tumbada sobre la hierba todo lo contemplaba, rojo, azul, blanco
Se desdibujaba su punzante alegoría del que sería su amante
Fluía el agua debajo del puente, su sangre era un tsunami
Arrastrando islas, precipitando besos, ahogos y resurrecciones
Mil se hicieron uno, uno que sería como el marfil, siempre
Eran las seis de la tarde y el canto de un gallo los asombró
Estaban ahítos, pendían sus carnes desde la consumada pasión
Vestidos seguían desnudos como los caídos ángeles de Dios.
Juan David Porras Santana
No hay comentarios:
Publicar un comentario