En un patio oscuro donde la madre nunca estuvo,
un pobre "varón", obsesivamente acuñó la bala,
con la que otro, desde el muladar cumpliría con la
inefable Profecía:
Partir en dos el corazón de la
inocencia para despertar
las almas que desde hacía mucho tiempo dormían.
Juan David Porras Santana
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