Para Daney Bohorques , Duquesa del Neiva
Razón tienen lo neoyorkinos en pensar que la vida está
en la ciudad. Aun cuando soy panteísta, siempre me olió a podrido aquello del buen salvaje, del retiro a las
islas del adiós. La candela está donde se desarrollan las relaciones humanas
con todos sus matices e intensidades. Hay fuego en el 23……….
Pensemos por un momento como cambió nuestra visión del
mundo, cuando contemplamos atónitos las primeras vistas de nuestro planeta azul
desde el espacio exterior. No es lo mismo sobrevolar el Salto Ángel que ir al
encuentro de su caída. La visión de un indio Pemón de su Churún Merú es
introyecta y circunspecta; La de Jimmy
Ángel amplia como el horizonte.
¿Existe un salto dialéctico entre el Pemón y el aviador? ¿Nos perdimos de algo?
Es un abismo insalvable y se perdió el puente que luego tratamos de sustituir
con la hilvanación histórica y retórica. En el primero hay intimación en el
segundo asombro.
Es lo mismo que estar frente al toro o verlo desde la
barrera. O estar en la barra contemplando a la distancia que relacionarse. Se
parece mucho más hacer el amor al ver al objeto de nuestro deseo, que conversar
con él. Asombrosamente el llamado acto más íntimo, es tan íntimo que ninguno de
los involucrados abandona su concha. Sientes y sueñas al mismo tiempo y eso me
ocurre a mí en catatonia, tal vez sea más, percibir que sentir, pero en el
primero se aguzan más los sentidos y se convierten en sigilosos espías a las
ordenes del sentimiento.
Es odioso comparar magnitudes e intensidades, sobre
todo en las cualidades de un sentimiento que depende mucho del estado
circunstancial del alma. Por eso lo sensato es dejar que se escancie lo vivido
para tomar perspectivas desde todo los ángulos que nos permite la comprensión
holística del ser. Es como cuando perdido en una vasta llanura, la visión desde
un montículo te permite conseguir el rumbo.
Con los sentimientos de siempre, un beso
Juan David Porras Santana
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