27 feb 2013

Para la mujer lo único realmente inquietante


μαζν* 

En ti descubrí que en el azul no se agota el bronce
Que no existe la pausa, sólo un acto inquietante, vibrante
Desde ese momento vivo contigo en un tango andante
Tal como lo hace el cautivo caballo en el tiovivo danzante.
Giran en torno a nosotros las máscaras del carnaval veneciano
Perecen en cada giro, renacen cuando todos se han ido
Mi mano entra ciega pero certera en tu pubis recién podado
Se quiebra mi voluntad en la madeja de raíces oscuras 
asidas a su mente
Libérrima tú, sólo allí exiges no ser perturbada, 
es tu único instante cierto
Tan cierto, que de cualquier perturbación de tu realidad huirás, 
te escurrirás
Al laboratorio de la cotidianidad, en donde tu infalibilidad 
te viste de luto.
Mujer, si no fueras así, no tendríamos diosas, 
nunca emergería Afrodita.
Dime Eros:
¿Somos juguetes de ellas o realmente se extravían con nosotros?
¡No oses preguntarle a ella! 
Si lo haces se desvanecerá para siempre.
Juan David Porras Santana





* Amazona en griego clásico.

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