21 nov 2012

A LAS PANTORILLAS DE UNA DAMA ARCHIFINA


   El sol le quemó las pantorrillas a esta dama tan fina
       Ella no pudo esconderse porque con él dormía
       Trataron de despertarla pero soñaba con su nueva vida
       Libre, tan libre que la elemental  arena la complacía
    
 Iridiscente la mar le hacía compañía
      Ella le confesaba  que no sabía si podría
      La mar le susurró tú eres como yo: persistente sin agonía

   
 El sol se ocultó tras su piel encendida
     En su mente latía el corazón de una nueva vida
     Inquieta, hurgó en los recuerdos de lo que no sería
     Para eso se había hecho el harakiri y sufrió la despedida

 
 El viento del norte incendió el frágil velamen del destino
     Para hacerla dueña de su portentosa vida
     Y sólo le queda de aquel día,
     un leve ardor en sus hermosas pantorrillas.


 Juan David Porras Santana

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